El Evangelio según san Ignacio

Hacia el final de los Ejercicios Espirituales, hallamos los «Misterios de la vida de Cristo Nuestro Señor» (Ej 261-312), que han recibido poca atención de los estudios ignacianos. Hay en ellos, sin embargo, una enorme riqueza, que este libro se ha propuesto mostrar, escogiendo los misterios de la vida pública. En la misma selección, y en cada uno de los misterios, en lo que se dice y en lo que se omite, y en los pequeños detalles que se modifican o añaden, Ignacio nos ha dejado una huella de cómo había leído el evangelio, y quién era, para él, el Jesús al que quería seguir. Es un dato conocido que algunas lecturas realizadas por san Ignacio en Loyola durante su convalecencia tuvieron una influencia decisiva en su proceso, especialmente la lectura de la Vita Christi del cartujano alemán Ludolfo de Sajonia. En este estudio se profundiza en los innumerables contactos lingüísticos, espirituales, teológicos y ascéticos, que vinculan la propuesta ignaciana con la traducción realizada pocos años antes por fray Ambrosio Montesino. No solo eso, una de las aportaciones más originales de este libro ha sido la de ir más allá, investigando materiales, algunos de ellos poco conocidos, como los leccionarios litúrgicos o los libros de horas, con los que muchos de los laicos y laicas de finales del s. XV y comienzos del XVI, contemporáneos de Ignacio, cultivaban su piedad. El lector o lectora encontrará en este libro alimento para enriquecer su vida espiritual y su oración, así como información muy abundante sobre el ambiente cultural, específicamente bíblico, en el que nació el texto de los Ejercicios y la espiritualidad ignaciana. Este libro ofrece la posibilidad de comprender y profundizar en la actividad imaginativa en los Ejercicios Espirituales mediante la figuración (formación de imágenes mentales a partir de la composición de lugar y de los puntos), la abstracción (los coloquios) y el discernimiento (examen y reglas).